viernes, junio 09, 2006

¿El retorno de las masas?

Leo muy a destiempo los polémicos artículos que Félix de Azúa publicó en EL PAÍS, aquí y aquí, sobre quién marca ahora la calidad en el arte. Él se apunta, eso sí, con la suficiencia del catedrático, a lo que llama las masas. La palabra ha vuelto a ponerse de moda (pienso en Peter Sloterdijk y su casi superventas El desprecio de las masas). No se trata ya de la masa que se manifiesta y que tanto fascinaba a Elias Canetti, sino de la masa oculta detrás del televisor o del ordenador. Me parece muy fácil ese recurso a la palabra “masa”. Habría que seguir el desarrollo de ese concepto desde su eclosión en los veinte-treinta hasta hoy, o comparar a la masa de entonces con la de ahora; quizá eso nos pueda ayudar a comprender cómo el modelo antiguo condiciona la percepción de la supuesta masa actual. La masa que Adorno desprecia por su mal gusto, por ejemplo (y aunque él escribe sobre ella todavía en los años sesenta mantiene el modelo de los treinta-cuarenta), no es la de hoy. Frente a la masa mecánica (la multitud) y la orgánica (la masa) ahora parece que se da una especie de masa virtual cuyo contacto con su entorno está mediado por los múltiples modelos que asimila a través de las pantallas (móvil, ordenador, televisor y, cada vez menos, cine). Esa velocidad de transformación quizá se deba a una forma de vida (descrita, entre otros, por Sennet en La corrosión del carácter) que la obliga a ser extremadamente dúctil. En ese sentido creo que es muy prematura la condena que Azúa hace de Schönberg. Pueden darse metamorfosis sorprendentes, y a través de ciertos estilos musicales (estoy pensando en la fascinación por los ruidos, que tienen hasta su propio programa de radio) puede regresarse al dodecafonismo. Por otra parte, la distinción entre Schönberg y Berg parece un poco traída a mano. No creo que Moisés y Aaron tenga menos público que Wozzeck. En nuestra nueva forma de ser masa una y otra pueden (lo malo es que a veces también deben) compatibilizarse con el gusto por el hip-hop. Mario Gómez

5 Comments:

At 6/09/2006 11:11:00 a. m., Blogger Danae said...

¿"El retorno de las masas"? ¿No se trata de la misma masa? ¿Acaso alguna vez han desaparecido? No estoy tan segura.

A mí parecer, la masa es por definición ductil: se entrega a la colectividad para huir de la toma de responsabilidades que implica la individualidad. Ahora y hace cien años, aunque cambien, evidentemente, los mecanismos a través de los que se canalizan las influencias.

La imagen que ofrece Canetti de la masa siempre me ha parecido algo romántica (tú mismo señalas que le fascinaba, es significativo). Mi concepto de masa se acercaría más al de Fromm, cuya visión me parece sencillamente brillante.

Por otro lado, no creo que se pueda definir a la masa (en contraposición al individuo crítico) considerando por separado cada uno de los elementos que conforman su "canon". Si lo sería observarlos en conjunto, ver las relaciones que han establecido entre ellos y el grado de autonomía del que se han dotado a la hora de incorporarlos.

Hace unos días, por cierto, escribí un texto acerca de la labor crítica que tal vez te pueda interesar. No se ciñe al tema que propones, pero algunos fragmentos sirven para completar la respuesta que pretendía darte.

Un saludo.

 
At 6/12/2006 07:50:00 p. m., Anonymous Anónimo said...

No sé si se trata de la misma masa. Lo que sí creo es que al utilizar la misma palabra -algo inevitable- arrastramos características de una masa (la "masa densa" la llamaba Adorno) a otra, quizá algo más "líquida".

Hay un texto de Sloterdijk que me ha recordado lo que escribes sobre la crítica: "... somos espectadores recíprocos de nuestras tentativas de hacernos interesantes, más o menos divertidos o despreciables. La cultura de masas presupone el fracaso de todo intento de hacer de uno alguien interesante, lo que significa hacerse mejor que los otros. Y esto lo hace de manera legítima, habida cuenta de que su dogma determina que sólo nos podemos distinguir de los demás bajo la condición de que nuestros modos de distinguirnos no supongan ninguna distinción real. Masa obliga".

En la actual crítica literaria y en la industria editorial se sigue ejemplarmente la consigna: valorar exclusivamente aquello cuya distinción nunca suponga una distinción real.

Gracias por tu comentario.

 
At 6/17/2006 11:29:00 a. m., Anonymous Anónimo said...

Quizás se refiera más al concepto 'orteguiano' de masa, algo que se escapa del concepto de lo que yo llamaría 'masa crítica', individuos con la suficiente carga de información y de decisión como, para en un momento dado, desencadenar un proceso de reacción en cadena (ejemplo: ‘pásalo’).

Respecto a la música hay que apreciar que el arte ha agotado su evolución y sin nuevas vanguardias el gusto común se apartará de las fronteras.

 
At 7/10/2006 02:04:00 a. m., Anonymous Anónimo said...

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At 7/10/2006 02:06:00 a. m., Anonymous Anónimo said...

leí el artículo hace ya bastante tiempo y no tengo tan buena memoria, la verdad... pero si me dan la oportunidad de apuntar un par de cosas, pues la aprovecho... oponer a schönberg a la masa es un sinsentido... schönberg no presentó en ningún caso sus obras a la masa, el rechazo vino por parte de una clase media típicamente mediana, mediocre,... quienes se quejan de la existencia de programas como "música viva" o "ars sonora" no son los oyentes de los 40 principales, sino los de radio clásica... los artistas se enfrentan en primer lugar al imperativo del valor que maneja sus relaciones con mecenas, agentes y galeristas, mientras que beben con los panaderos entre la más absoluta incomprensión e indiferencia... contraponer vanguardia a masa es saltarse un estrato... aquel que quiere utilizar la distinción para mantener la distancia precisamente frente a la masa sin correr el riesgo de tomar en serio aquello de lo que se apropian, administran y poseen. es la imagen de dialéctica de la ilustración de un ulises maniatado "disfrutando" burguesamente de los cantos de las sirenas mientras los demás reman sin darse por aludidos... el artista o el que asume el riesgo de lo que éste otro hace "se moja"... la cuestión está quizás en el modo en que los estratos dejan de ser compartimentos estanco... la masa disfruta gustosamente de los patéticos conciertoe de fin de año y se fan un baño de "cultura" y los bienpudientes compran aparatos de televisión cada vez más grandes y sofisticados con los que ver la misma inmundicia que cualquier hijo de vecina cotilla... aunque en el fondo es todo bastante más complicado... habría que tomar en cuenta el estado del arte tras la muerte de las vanguardias, la toma del complejo del arte por parte de agentes de bolsa y publicistas, el sometimiento extremo de las obras de arte y la creación artística a la ley del valor, el descreimiento complaciente e indolente de los "intelectuales" ante el "sinsentido" del arte, la vindicación ideológicamente mediada de lo "popular" y lo simple y llanamente mediocre como resistencia a lo incómodo de ciertas tendencias artísticas...

 

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